jueves, 31 de mayo de 2012

UNA FOTO FAMILIAR DE ANTONIO JOSE RIVAS, Comayagua , 1925


Valiosa fotografía familiar del poeta comayaguense Antonio José Rivas Aguiluz. Al frente, los padres y abuelos maternos  del poeta. Rivas, aparece sentado al centro, en los brazos de su abuela.

miércoles, 30 de mayo de 2012

PRESENCIA DE MERCEDES LAINEZ DE BLANCO EN TELA, ATLANTIDA, 1924-1941




El 24 de mayo de 1924, contraían matrimonio en Nueva Orleans, ciudad francesa insertada en tierras anglosajonas, la entonces nóvel escritora Mercedes Laínez  y el Abogado Luis Blanco Letona. Pasada su luna de miel, retornarían a Honduras, específicamente a Tela, donde el Abogado Blanco prestaba sus servicios profesionales a la transnacional bananera, la Tela Railroad Company desde 1913.
En Tela Nuevo, se instalaron en una amplia casona de madera y viento, junto al mar a escasos metros del edificio principal de la Transnacional.
Mercedes Laínez de Blanco, había nacido en el sur de la republica, en Pespire, el 5 de febrero de 1890. Después de realizar estudios elementales, se trasladó a Guatemala donde después de varios años de estudio, logró graduarse como Tenedora de Libros. Posteriormente en 1918, paso a residir a Nueva Orleans, donde, después de inscribirse en la Cámara de Comercio de esa ciudad, representaba firmas comerciales hondureñas y extranjeras en lo relativo a la importación  y exportación de bienes. Estando allí| y dos años antes de contraer matrimonio con el Abogado Blanco, en 1922, es nombrada por el gobierno hondureño del General Rafael López  Gutiérrez, para que acuda a Baltimore a representar el país en la conferencia Panamericana de  Mujeres, celebrada en esa urbe americana.
Tela, ciudad cálida y tropical, estimularía el estro poético de aquella joven romántica y decidida y saldrían así de su pluma, barcos embrumados y gigantes; trenes ligeros y nocturnos y el eco sin fin y monótono de los muelles marinos. En Tela, además de componer bellos poemas y sentidas prosas, Doña Mercedes Laínez de Blanco, se dedicó a labores sociales, como toda mujer acendrada en el bien. Así recordamos la recaudación pro damnificados de Tegucigalpa en 1933 y el proyecto “Gota de Leche”, creado en 1937 y destinado a distribuir leche a las madres jóvenes para la alimentación de sus hijos. Colaboraron fervientemente con este proyecto los galenos Héctor Membreño y Arturo Zelaya Z. además de Don Manuel García, rico hacendado teleño.
También, viviendo allí, entabló fuertes lazos de amistad con el matrimonio formado por Dorothy y Wilson Popenoe mientras este ultimo establecía en Lancetilla, el Jardín Botánico que todos conocemos hoy. Un trabajo de ellos Antecedentes Humanos en Lancetilla, fue traducido por Laínez de Blanco y publicado años después en la revista del Archivo y Biblioteca Nacionales de Honduras.
Mercedes Laínez  de Blanco abandonó el puerto de Tela en 1941, después de la muerte repentina de su esposo, acaecida la tarde del 27 de abril  de ese año. Partiría ella para los Estados Unidos, al lado de sus pequeñas hijas, Rosa del primer matrimonio de él e Ida producto del matrimonio de ambos. No retornaría a Honduras hasta 1943 estableciéndose alternativamente entre San Pedro Sula y Tegucigalpa, hasta el día de su muerte, ocurrida en La Lima el 26 de febrero de 1976, a la avanzada edad de 86 años


                                                            Llega el Barco
En la noche obscura el muelle iluminado espera la llegada del barco. Innúmeras luces alineados como soldados vigilantes brillan duplicándose en el agua inmóvil. Hay un silencio imponente: el de la espera.
Desde que anochecía han pasado tres horas largas. Pero al fin allá lejos por la ruta conocida sobre la inmensidad aparece  algo como un faro.
Luego dos luces gemelas, después tres o más, dispersas como pelotas de fuego en la densidad del horizonte: es el de barco cuya dirección indecisa no permite todavía indicar su forma.
Vine despacio, tan lento que parece fijo. Las bolas de fuego fingen bólidos desprendidos de la bóveda escasa de estrellas; bólidos jugando a caer en la llanura y sin embargo suspendidos por arte de la magia del mar
El muelle iluminado que  parecía dormitar, despierta. Vibra el peculiar y prolongado sonido de los rieles bajo la presión de ruedas metálicas y las sombras de los cargadores van y vienen, precediendo un pelotón listo para la ruda tarea del  l embarque.
El barco ya en la rada ha virado por fin tomando una posición recta hacia el muelle. A la vista grande y majestuoso, lanza variados rayos de colores sobre el agua temblorosa. Cada vez más lento y precavido  se deja llevar por el experto piloto cuya minúscula lancha es, en su cuidadosa maniobra, solo un punto más en la noche amenazada de tormenta.
Las palmeras de la playa cabecean al viento húmedo y oloroso a sales restauradoras. Hay una fantasía de reflejos móviles dentro y fuera del ábrego…… Pasa la mole fantasmagórica frente a las primeras casas  y lámparas vigilantes saludan al viajero que sobre cubierta anhela saltar a tierra y adentrase en su hogar, en su patria….
En los bancos de la playa, dos ojos ávidos las ventanas del espíritu jamás cansadas del espectáculo del mar, siguen hasta el fin el arrivo evocador


viernes, 25 de mayo de 2012

"ZAMBRANO" LA REVISTA QUE DIRIGIO JACOBO CARCAMO



 Cuando Jacobo Cárcamo llegó a Tegucigalpa, el primer trabajo que tuvo, fue como director de la revista "Zambrano", publicación apolegética al mandatario hondureño de entonces, Tiburcio Carías Andino. La revista sólo tuvo el tiraje de 3 números, siendo el que mostramos, el segundo, aparecido en Tegucigalpa, en el mes de febrero de 1937. Posteriormnete, Cárcamo, asilado voluntariamente en México y al calor del apogeo de su revolución, abjuró para siempre de tiranos y dictaduras.









lunes, 21 de mayo de 2012

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX

Tegucigalpa, 1964



"Cada uno de los 29 textos de MITAD DE MI SILENCIO muestran un rigor formal que explica por qué, a Antonio José Rivas, se le considera, ultimamente,como uno de los nombres fundacionales de la poesía hondureña. La poblemática abordada revela a un autor que busca lo esencial y pretende escudriñar apectos vitales y trascendentes de la condición humana". (HELEN UMAÑA)

viernes, 18 de mayo de 2012

POMPEYO DEL VALLE, RECIBE EL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA, 1981



Un premio tardiamente entregado, pero merecido. Es noviembre de 1981 y el Poeta, recibe el Premio Nacional de Literatura de manos de Policarpo Paz García.

lunes, 14 de mayo de 2012

INTELECTUALIDAD Y FEMINISMO EN HONDURAS. 1950


Esta extraordinaria foto, fue tomada en San Pedro Sula, en 1950. Aparecen sentadas de izquierda a derecha, las intelectuales siguientes: Francisca Puig de Coderch, Paz Laínez y su hermana Mercedes Laínez de Blanco, Paca Navas de Miralda y Trinidad del Cid.
Mujeres que escribieron páginas gloriosa, dirigieron grupos femeninos y revistas y abrieron el sendero por donde pasan, las hondureñas de hoy.

domingo, 13 de mayo de 2012

PRESENCIA DE EMILIO MURILLO EN TELA (1924-1949)




Extinguidos ya los humos fratricidas de la Revolución intestina de 1924, arribó a  Tela, emporio bananero por entonces, un joven profesor de 22 años, llamado EMILIO MURILLO DE LEON, Bisoño, traía un manojo de  palabras atadas al corazón y una mirada de soñador calada en su espíritu.

El mar lo asombró; el blanco oleaje y el azul en lontananza. Venia de Yoro, tierra agreste y de leyenda que lo vio venir a mundo un 27 de mayo de 1902. Llegaba a Tela, a hacerse cargo de las propiedades, pastizales y ganado, de su tío abuelo, Don Juan Antonio Murillo, viejo hacendado, a quien la fortuna y el trabajo honrado, siempre acompañaron.
El profesor Murillo, a pesar de esa nueva responsabilidad, no abandonó el Magisterio, carrera que coronó en la Escuela Normal de Varones en 1920. El mismo año de su llegada a Tela, es nombrado Director de la Escuela de Varones de esa localidad, cargo que abandonaría mas tarde en 1935 para pasar a ocupar responsabilidades ejidales en favor de su ciudad adoptiva.
En 1932, tocado por el influjo del amor, contrae nupcias el 27 de mayo de ese año con la distinguida Señorita Aurelia Elvir Ramos con quienes procrearía 6 hijos a saber: Emilio, Aura Julia, Tulio Pompeyo, Sergio, Lourdes y Cristina todos hoy reconocidos profesionales. En 1936, don Emilio, pasaría a ocupar importantes y diversos cargos municipales desde donde actuaria  con solvencia y mérito en pro del desarrollo teleño.

Su nacimiento dentro de la intelectualidad hondureña, lo haría en el periodismo. En Tela, don Manuel Fúnez, había fundado una empresa grafica, misma que con el tiempo cobraría merecida fama: La imprenta
La Marina. De esos talleres saldría un semanario muy importante: El Crisol, del cual el profesor Murillo, seria Jefe de Redacción por más de 9 años. El Crisol seria un medio importante en la comunidad teleña.hasta su desaparecimiento en la década de los sesenta.


En 1939, el profesor Murillo, publicaría su primer obra literaria:
Isnaya, novelita de corte histórico nacional,  salida de la imprenta  La Marina y acogida favorablemente por el público. Un año después, 1940, publica su segunda obra: Alma Criolla, cuentos con sabor a terruño y malva, a sombreros agitados y sudor de los campos. También este libro fue impreso en la imprenta La Marina y recibido con bastante éxito.

Pero el profesor y literato, no solo descolló en esos campos. También con sobrado éxito, incursionó en los campos de la pintura y la música. En el primero, pintando obras que le valieron distinciones en las ferias nacionales de Comayagüela en 1928 y de San Pedro Sula en 1932.
En la música, don Emilio, fue un virtuoso del violín, instrumento este que ejecutaba desde sus tiempos de adolescentes.

Emilio Murillo, durante sus 25 años de vida en Tela, compartió sus aspiraciones y plenitudes con otros intelectuales, que también residieron en esa comunidad como el historiador Gustavo Castañeda Suazo y la delicada Poetisa, Mercedes Laínez de Blanco.

El artista y escritor, Emilio Murillo de León abandonó el cálido puerto de Tela en 1949, cuando pasó a la cercana ciudad de La Ceiba, a desempeñarse como receptor de Aduanas Nacionales. Dejaba tras de sí sin embargo, esa estela inmarcesible que dejan los hombres luminosos cuando pasan por la vida o por la historia.

Emilio Murillo, dejó de existir en Tegucigalpa, el 13 de enero de 1986, a la madura edad de 84 años.


ARTURO OQUELI SE DESCRIBE A SI MISMO



“Así como mi salud se la debo a la falta de leche,  el nombrecito de que gozo, a la falta de asistencia a colegios y a universidades.
Las señoritas Catarina, Isabel y Trinidad Pino, honorables viejecitas de la calle de mi barrio, que apenas sabían leer me enseñaron el alfabeto; después de deletrear defectuosamente; hasta la fecha cometo algunas faltas al leer en forma precipitada.
Con esta preparación ingresé a la única escuela pública de la capital. Asistí hasta el 3er  grado, límite en aquel entonces al aprendizaje elemental.
En el Instituto Nacional era el único centro educativo donde se podía estudiar Bachillerato, pero antes era indispensable cursar el cuarto año preparatorio para tener derecho  en caso de salir airoso en las pruebas finales a matricularse en el primer curso.
Asistí a la preparatoria anexa al mismo instituto y después de medio año de concurrir a las aulas, renuncié para siempre del colegio, no porque fuera mal estudiante sino por los métodos en boga que con poca diferencia, en nada discrepaban de los usados en los tiempos del colonizaje. Además  aunque yo era un adolescente me sentía mortificado a tropezar con maestros que profesionalmente daban la impresión de perfectos analfabetos, hombres sin vuelos en sus pensamientos para quienes no existía más Dios que los textos donde aprendieran a rumiar sus atrasos.
Por lo dicho se comprenderá que en mi adolescencia no adquirí ninguna preparación científica y menos literaria.
Como no era posible pasarme de holgazán, al retirarme del colegio me dediqué con pasión a las lecturas científicas y literarias y al mismo tiempo aprendí a levantar letra en la Imprenta Nacional.

Viajé por el espacio muchísimos años por diferentes países. En las grandes ciudades como en los caseríos, siempre anduve a pie, obedeciendo a mi espíritu de observación que es innato en mi persona. A los viajes pues debo lo poco que se, es decir, a un vago conocimiento de la vida en sus múltiples aspectos.

Como mi inclinación  apuntaba al periodismo, me dediqué a la tarea de pergeñar en los periodicuchos de las republicas vecinas y con especialidad en los de mi país, Honduras.

Una vez dueño de elementales disposiciones para trabajar en prensa seria, me acerque al doctor Paulino Valladares quien me acogió con cariño en las columnas de
El Cronista, el primer diario con que contaba la Republica, allá por los años 1915 a 1919 aunque el diario se mantuvo en pie contra viento y marea por más de treinta años. Yo solo permanecí cuatro bajo techo acogedor. De esta historia hace 37 años.
En el mismo periódico fundé
El Anillo de Hierro, hoja satírica de una sola cara. Aparecía diariamente en una de las esquinas de El Cronista, como obsequio a los suscriptores. El Dr. Valladares lo permitió por la novedad que ofrecía la idea que tuvo mucha resonancia en la América del Sur, especialmente en Chile e imitadores en Cuba.
Comprendiendo el Dr. Valladares mis capacidades para escribir en forma festiva, me estimuló de tal manera que al fin me decidí publicar un semanario humorístico,
EL ALFILER, ilustrado con caricaturas de actualidad cuyos autores esquivaban firmarlas por temor a los atropellos, las esferas oficiales  ni la sociedad las soportaban; no existía preparación para tales innovaciones.
Con el aparecimiento de
EL ALFILER me convertí en huésped asiduo de las celdas de la policía, lo mismo que los niños voceadores, los gendarmes los perseguían a palos viéndose los pobres madres en el caso  de andar tras sus hijos, vigilándolos a fin de protegerlos contra los desmanes del poder público.

Con el correr de los años vinieron las siguientes publicaciones:
Gil Guanaco” revista literaria en colaboración con Manuel Ramírez más conocido por el Atrevido Garzón. Apareció en Tegucigalpa No recuerdo el año.
Don Pánfilo, humorístico en Tegucigalpa.
Heraldo de La Ceiba de intereses generales, en colaboración del notable pedagogo español  don Pecadero Fernández Fadillo.
Anillo de Hierro segunda época, La Ceiba.Pabellón Federal, político en colaboración con el Doctor Francisco Inestroza. La Ceiba.El Precursor, de tendencia socialista en Trujillo, departamento de Colon
 
Oriente Literario ,1928 en Talapa Guatemala.LaPelícula , humorístico en colaboración con Alonso A. Brito San Miguel El Salvador. El Alfiler, segunda época  1929. Tegucigalpa.Factor Social, de intereses generales, Tela, Atlántida, años de 1929 a 1930.La República, de intereses generales ,pocos meses de publicación. Tela Comicios, periódico político de 1930 a 1932.

He  colaborado por espacio de muchos años en la prensa nacional extranjera. Varios de mis trabajos han sido traducidos al inglés. En Europa, especialmente en España, he sido bien retribuido por capítulos de mis libros.
 

DE MIS LIBROS
El Gringo Lenca, novela típica hondureña. Año 1947
El gringo lenca, segunda edición año 1952.
El cultivo de la Pereza cuentos satíricos. Año 1948
 Lo que dijo Don Fausto, aporte a la biografía de Juan Ramón Molina, el poeta más excelso del parnaso hondureño, año 1949.
El brujo de Talgua,  novela folklórica año 1950.

Tengo escrito y corregido el manuscrito de
HOMENAJE A LA RECHIFLA,  de argumento profundamente irónico
Mundo hispánico de Madrid España, la mejor revista de habla española, me pidió mis apuntes biográficos y lo primero que se me ocurrió al contestar fue parafrasear a Napoleón cuando un historiador le hiciera parecida pregunta: “mi vida comienza con el Dieciocho Brumario”. Otro tanto respondí:” mi biografía principia con el Gringo Lenca”.

Nací en Tegucigalpa, Honduras, en el barrio El Jazmín y en el mismo sitio continúo viviendo. El suceso ocurrió el 20 de junio de 1887. Hijo de Isabel Oquelí. Solamente tuve un hermano de madre y padre, el abogado, José Oquelí Hernández. (el  apellido Hernández corresponde  al abuelo de mi madre, León Hernández, hombre amplio y generoso que se propuso que lleváramos su apelativo) Procedo  de la familia Oqueli Bustillo, de ilustre abolengo; ilustre por su   austeridad de costumbres e ilustre por la honestidad en el ejercicio  de sus distintas profesiones.
Hace 15 años contraje matrimonio con mi vecina Josefa Midence y hemos procreado dos hijas: Milva y Seyda. Al matrimonio aporté seis hijos más mayores de edad.

Nunca he desempeñado ocupaciones del Gobierno ni de empresas particulares. Siendo un hombre pobre,  mi lucha por el sustento  no deja de ser dura. Pienso  que ser empleado es sinónimo de ser sirviente y yo no aspiro a tanto.
Tengo tanta confianza en mis recursos intelectuales que para escribir un libro no me trazo un plan concreto. Únicamente necesito emborronar el capitulo: el resto viene por su propia inercia. Solamente cuido haya lógica, sentido común al enlazar los párrafos del primer capítulo con los que se me van ocurriendo, manteniendo armonía del principio al fin. Es decir, una vez nacido el niño yo le conduzco con cuidado por los vericuetos de la vida hasta el estado de madurez con una confianza que nunca he fracasado".
 

NOTA: Tomado del manuscrito original en nuestro poder. Arturo Oqulí, a quien sus amistades conocían como "Pituro", falleció en Tegucigalpa, el 16 de noviembre de 1953.

viernes, 11 de mayo de 2012

DANIEL LAINEZ RECIBE EL PREMIO NACIONAL DE LITERATURA, 1956



En 1956, los Premio Nacionales de Literatura, Arte y Ciencia, fueron otorgados a Daniel Laínez (izq), Mercedes Agurcia (centro) y Héctor Molina García (der.)

lunes, 7 de mayo de 2012

EL LIBRO PERDIDO DE MARCO TULIO MIRO




Marco Tulio Miró se llamaba en realidad, Francisco Sánchez Núñez. Fue hijo de Francisco Sánchez Meléndez (1880-?) y de Amelia Núnez Navarro (1882-1923). Dice la historia que se casaron en 1905. Fueron sus hijos: María Delfina (1908-?); Héctor (1909-1986); Carlos Eliseo (1906-?) y Blanca Amelia (1907-1989).  Francisco nació en Olanchito, de donde eran originarios sus padres, en 1911, pero muy jóven se asentó en La Ceiba donde estudió y trabajó como Maestro, periodista y locutor. Sus pasos nos llevan hasta Islas de la Bahía, donde también vivió. Fue integrante titular del famoso grupo literario "La voz convocada" que floreció en La Ceiba, en 1967. Casualmente, fue en ese año que publicó su único libro conocido hasta ahora "Mástiles". Sin embargo, en nuestras constantes búsquedas por los recovecos más olvidados  de nuestra literatura, hemos encontrado que Marco Tulió Miró, publicó un segundo libro, en 1970, viviendo todavía en La Ceiba. Nos llega información de que probablemente Marco Tulió Miró, quien decidió migrar a los Estados Unidos hace muchos años, y que vivió en Chicago y Nueva Orleans, murió en ese país, en el 2002, fecha que todavía nos queda por confirmar.

viernes, 4 de mayo de 2012

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX




Editado en el 2007, este libro abarca  toda la producción poética  de Nelson Edmundo Merren, cabeza visible de la Generación del 50. Su poesía, atractiva y estrañamente fatalista, roza la antipoesía, escrita y desarrollada por algunos poetas chilenos como Nicanor Parra y Oscar Hahn. A continuación, algunos ejemplos.




PAISAJE CON UN TRONCO PODRIDO

Flojo el mar, con pereza
Zarandea constante al viejo tronco.

Cada vez que respira
El mar, lo mueve un poco,
Lo tira más allá, luego lo trae,
Y lleva horas en esto.

En esta pobre costa
Con bloques de cemento carcomido
Y carnaval de latas y papeles
El mar sigue jugando
Sin ganas con el tronco.

Ni el mar se anima un poco,
Y el tronco es un pelele
Resignado a su suerte
Y yo se que lo tres estamos aburridos.

SABOR A SOMBRA

He tomado parte en sesudas discusiones
Sobre si la poesía política
Tiene derecho a llamarse poesía
Y comido ancas de rana y horrorosos percebes
Y panes con miel y toras ácimas
Y visto salir el sol y recordar en ese instante
Que los poetas lo han llamado el ojo del día
Y dorado emperador
Y leído deliciosas y cretinas novelas pornográficas
Y dramas en que la virtud es recompensada
Y me he aburrido de tanto día soleado
Y añorado los de lluvia
Y tenido diez días seguidos de lluvia
Y añorado los soleados
Y he hecho cosas indecentes en ciertos parques
Y visto caer la noche y tratado de crear una frase nueva
Y viajado en auto y en ferrocarril
Y comido duraznos y humildes bananos
Y dicho: en cuantos lea todo lo del socialismo
Podre morirme en paz
Y olvídalo de todo con unos vasos de vino
Y bañado desnudo en los ríos como un polinesio
Y dicho: en cuanto vea todas las películas
De esa famosa actriz podre morirme en paz
Y viajado en distintos tipos de aviones
Y dicho: ¡La inventiva del Hombre Blanco!
Y he quebrado espejos grandes
Y tratado de olvidarme de los días amargos
Y dicho: en cuanto pruebe todos los cocteles
Podre morirme en paz
Y sostenido sin creerlo que los hombres fuertes
Tienen poco seso
Y lavado mi cuerpo con jabón perfumado
Y pisado inmundicias en callejones oscuros
Y comprobado que en China el blanco es color de luto
Y echado de mi cabeza a escobazos los días amargos
Y extasiado con los nombres de las estrellas
Altair Vega Sirio Benatsnach Zubeneschamali
Y dicho: ¡qué vida tan rica la mía!
Y sonreído de niños descalzos y de vientre hincadas
Que se llaman Cesar Augusto
Y visto que soy prácticamente igual a los chinos
Y a los negros
Y escrito con plumas de ganso
Solo por curiosidad
Y examinado mi espalda y aun más abajo
En un gran espejo
Y examinado mis ojos en un espejo
Y visto algo en ellos infinitamente doloroso
Y recordado toda mi vida
Y visto que no hay nada como el éxtasis negro
De la muerte
Y sentado en parques, bajo el viento helado
Esperando que llegue
Y deseado siempre, con cada latido de mi corazón
La paz que no termina.

BIOGRAFIAS

No logramos nada de conversar con los pescadores
que pasan largas horas atentos,

ni de admirar el estoicismo quieto
de los carteros diligentes.

No logramos nada de beber los filtros deletéreos
de la filosofía.

Ay de los que dieron paz
a cambio de un plato amargo de verdad.

Bienaventurados los que aman la verdad
porque de ellos será un reino estepario.

No logramos nada con entender de causas
y el panteísmo tampoco es una panacea.

Bienaventurados los que saben que lo ignoran todo
porque de ellos será un reino estepario.

No ganamos nada con saber de transcendencia
pues el sufrimiento es algo real.

Felices los que saben que están solos
porque de ellos será una alegría sin llama.

ESPERANDO

El circulo, o lo informe, o
lo que no tiene volumen, pero
que me ofrezca quietud.

Lo imponderable, lo que no tiene dimensiones
pero
que no deje de filtrar ningún recuerdo.

Lo luminoso, plúmbeo, sin que pueda saberlo,
pero que adormezca para siempre
cualquier ansia.

Allí disolveré mi titulo de hombre,
que me hizo candidato para todos los infortunios.
Allí no me agitare con fútiles alegrías
ni con sinceros dolores.
Allí no me olvidare de amar conceptos
y de ser engañado.
Allí mis pasiones se habrán esfumado
y dejaran de zarandearme.
Allí olvidare que el hombre es admirable y perverso
y olvidare mi latitud y el Tiempo.


CARPE DIEM


Hay días
como una calle entre solares baldíos,
pavimentada y sólo
basuras y maleza a los lados.
Días en que el café y el pan
saben a yeso, a furia seca, a estafa,
ya dispuestos y lanzados desde el periódico
con su político yankee
deteniendo el cortejo
para besar a una niña birmana
o maternalmente calculando votos
mientras acaricia a un negrito en Harlem.
El jugo de naranja como purga
mientras sonríe con sus quince abriles
una gentil culta filósofa etcétera
damita qué asco
y más allá está el Papa declarando
con una perspicacia aturullante
que la situación del mundo es grave.

Atravesar la calle con cuidado
por moderno atavismo,
el mismo gordo vendedor de frutas
con su falsete por lo visto patentado
el vendedor de lotería como una mariposa plañidera
ejercitando su ingenua demagogia
y en la esquina, ya con ojos de camello,
ver otra vez que el Papa
ha prometido orar por las víctimas
del terremoto de Turquía,
y las ganas terribles de gritar ¡mierda todo!
hasta que se nos sosieguen las glándulas y los dientes.

Días como una carretera
bajo el sol, recta, vacía, interminable.

PASANDO

Bajo altos edificios
en las aceras
en la algarabía de tomates y repollos
de los mercados
en los elevadores y tranvías
cruzando puentes
contestando a gritos
discutiendo a gritos
llorando a gritos
sintiendo en la garganta y en los sesos
el aguardiente de una cólera terrible,
leyendo diarios o revistas
en consultorios pintados de blanco,
por todos lados, a donde vaya
aquí, allá, siempre he tenido,
tengo en los ojos ante mí
ese color de cuernos negros,
tengo en la boca, siempre
ese sabor a exilio.








jueves, 3 de mayo de 2012

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX




Publicado en 1911, gracias al esfuerzo de F. Turcios, quien recopiló la obra dispersa de Molina, guarda la mejor poesía modernista del gran aeda que fue Juan Ramón Molina. Libro indispensable en la arquitectura de la poesía hondureña del siglo XX.

martes, 1 de mayo de 2012

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX



Curiosamente, el mejor libro de poesía de José Luis Quesada (Olanchito, 1947), es su primer libro, publicado en Costa Rica, cuando Quesada realizaba estudios de Filología en la Universidad de ese país y envió el libro a un concurso convocado por el Ministerio de  Cultura, Juventud y Deportes. El libro en mención, ganó un merecido segundo lugar y fue publicado en 1974. Es en este libro donde Quesada logra plasmar los caminos de lo que será su obra futura, a la cual, hasta el día, ha seguido fiel: La soledad que gotea en el vacío corazón del hombre; la ternura que tiene el mejor rostro humano y la cotidianidad del hombre solo, que siempre regresa al vacío de las cosas. Como es un libro practicamente desconocido en el país, publicamos varios poemas de él.







LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX

Casa de las Américas, Cuba, 1971
España, Ediciones Rialp, 1968

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX





Jaime Fontana (1922-972) no perteneció a ninguna gneración de escritores. Suya es una posición intermedia entre los escritores de la Generación del 35 y los del 50. Su aporte a la poética hondureña es vital y renovador. Es la gran llama que ilumina a los futuros escritores de la Generación del 50. Parte de los poemas de su único libro "COLOR BNAVAL" (Argentina, 1951) los había escrito siendo un estudiante de la Facultad de Derecho en la Universidad Central de Tegucigalpa y con los cuales ganó un premio en 1947.
 El novelista nacional Julio Escoto, afirma que “Fontana era un poseso de la literatura, de la poesía. Sorprendentemente, cuando se creía que los músculos de su creación estaban laxos, al final de la vida, despertó con una poesía nueva, vigorosa, la de sus postreras escrituras, en las que el amor de la vida y a la vida resucitaron como Cristo después de la expoliación y en sacrificio aquel ser carismático y otorgado, demostró que si bien se desmoronaba por fuera, por dentro conservaba los instrumentos de la arquitectura estética, con los que iniciaba, al borde de la muerte, la construcción de un libro audaz y contemporáneo, llenos de sensualidad y luz”.

ESTE VOLVER A HONDURAS


Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras:
llegar con el amor iluminado por años y distancias,
decir esta es la sierra, este es el aire y este el río del cuento,
recuperar las voces salpicadas de burlas familiares,
reasumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja
y en este olor —que es casi de muchacha— de savia y de panales
que sólo dan los árboles autores de nuestro propio canto.

Porque volver a Honduras es ir de madrugada a loa maizales
para espantar los pájaros bisnietos de aquellos que espantamos,
vivir en un mugido, en un relincho, que vienen de la noche,
los sueños, alegrías y peligros de los antiguos campos.

Parece que tendrá mucho de triste nuestro volver a Honduras:
hallar que el calendario no era broma leyendo algunos rostros,
saber que algo no vuelve en estas naves aunque el viajero vuelva
y besar en la frente lo que un día besamos en la boca.
Parece que también será de lágrima este volver a Honduras:
preguntar por hermanos, por amigos que no nos esperaron,
y el horror de buscar una tarde de cal y de cipreses
unos nombres: Julián o Federico, Carlos, Daniel o Marcos.

Parece que será feliz y trémulo nuestro volver a Honduras:
vagar por los caminos que asolearon el verso de la infancia,
llevar hasta una loma coronada de flores amarillas,
de la mano, a los hijos que fundamos sobre lejanas playas
—más allá de las nieves absolutas, de selvas y mares—
Y decirles al fin: esta es la cuna y este el peñón exacto,
esta es la tierra nuestra, la amorosa, la que espera a sus niños,
aquí esparcen su calcio generoso los huesos de mis padres
y el calcio va a la hierba y hace al pino más jubiloso y alto:
así trabajan todavía quienes nos prestaron la sangre.

Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno
porque volver a Honduras… me parece que es retomar el canto.

COLOR NAVAL

Piloteando su sueño entre la aurora,
Llegó hasta mí con intención naval
[Lactó en la nube, se educó en el viento]
y fue inmigrante de mi soledad.

Oriunda de la ausencia, precedida
por la fluvial prestancia de su voz,
Se detuvo en la arena de mi espera
y me estrechó la mano y la canción.

Antes, sin que llegara, supe de ella
como supe del aire y de la sal:
¡Ya conspiraba, suelta entre mis venas,
su presencia de alondra intemporal!

Tutora de luciérnagas y frutos,
aroma y trino en actitud visual,
tertulia de metales en la risa
y la mirada de color naval.

Y sus labios hurtando a la palabra
algún raro sabor sin estrenar
y ese sabor inédito en su canto
y el canto en plena posición solar.

Ella es así. Y anarquizó mis venas
para imponer y vertebrar mi afán.
¡Tiene el deber agrario de las lluvias:
Las lluvias alimentan y se van!

Fundando golondrinas en mí sueño,
inaugurando nervios en mi voz,
estuvo en mí, fugaz. Entre la noche,
piloteando su sueño se alejó.

¡Nadie ose atarla! Emigra hacia la ausencia.
Siempre nuevas ausencias la urgirán:
¡Ya está en el patrimonio de los vientos
Su incorregible vocación naval!

CANCIÓN MARINA EN EL PINAR

Te conocí en el vértice nervioso de una ola,
en la frontera móvil entre el ave y la sal,
entre el astro y el pez. Estabas sola,
centrando la ondulante soledad.
Estabas a media agua, a medio día,
a media nube, a medio caracol.
Abril andaba por la sangre. Ardía
a media primavera el corazón.
¡Qué ruda tiranía
ejercitaba el sol sobre la arena,
sobre tu piel y sobre mi ansiedad!
Contra los bravos músculos de día
—por saborear tu pubertad morena—
luchaban los instintos famélicos del mar.
Tus senos, a media alga, a media brisa,
eran proas gemelas a medio navegar;
al aire: eran tus muslos mordidos por la sal.
Como nacen las olas, como los vendavales,
Entre las olas estalló el amor.
¡Urgencias del paisaje marino! Los rivales
éramos tres: el mar, el sol y yo.
Después…hacia la tarde y hacia los cocoteros
y hacia tus labios llenos de arena y de sabor…
¡Ah, las caricias anchas y densas como esteros
Y la sangre en función de mar y sol!
¡Ah los besos salobres, los besos minerales,
Y el amor con urgentes costumbres de alcatraz!
¡Ah, el amor que se tuesta sobre los litorales
Y los besos piratas, sabrosos como el mal!
Nuestro amor es marino, y hoy viene hasta la tierra,
hasta la arisca entraña del pinar;
hoy me hallas en la giba vegetal de mi sierra
(¡Qué lejos de aquel sol y de aquel mar!)
Y los labios se buscan… Mas… espera… ¡Tu risa
ya no es como el oleaje ni como el vendaval,
ya no sabe enredarse como alga tu caricia,
ya tus besos perdieron su sabor mineral!
Aquí el amor es arroyuelo y trino,
y clorofila y miel,
y trepa a los peñascos como el pino
y tiene olor a fruto montañés.
Aquí el amor se nutre de gredas y resinas
Y es hermano del lirio y del panal.
Los besos son como esas abejas inquilinas
de los robles eternos. Como orquídea y Zorzal…
Pero…ése es otro amor. El tuyo es extranjero
en la sierra. No vive sin ola y caracol,
sin sus besos salobres, sus besos marineros,
sin la sangre en función de mar y sol.
Este sol es muy frío
Para un amor que tiene costumbres de alcatraz.
¡El amor es tuyo y mío
No puede aclimatarse en el pinar!
Te digo adiós. No vive néctar y resinas
el amor que es oriundo del alga y de la sal.
¡Cómo quieres que viva si las aves marinas
caen muertas el día que se alejan del mar!






LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX





De este libro, el autor ha escrito: "En 1970 publiqué un volumen dedicado por completo al amor. Sobre él, arrojaron cieno en los cafés y en las cantinas algunos intelectuales caseros atacados por la "enfermedad infantil del izquierdismo", cuando no poseídos por el demoniode la envidia o la milidicencia. Pero el libro recibió elogios en el extranjero y algunos de sus textos fueron recogidos en antologías latinoemricanas". "Nostalgía y belleza del amor" es uno de los hijos de mi corazón y de mi inteligencia más entrañables. De él me enomoran su amor enamorado, su luz de vitral, el suave resplandos de cistal esmerilado detenido en sus páginas". Según del Valle, el libro está dedicado a una preciosa muchacha moscovita llamada Liudmila, a quien conoció en su visita a la entonces URSS, en la década de los 60 del siglo XX y donde concoió a Roque Dalton.

MUCHACHAS DE LOS INTERNADOS

Las muchachas de los internados sueñan con anillos
de bodas y con grandes sábanas arrastradas
por el viento. En los ojos de las muchachas
de los internados se abren y se cierran puertas,
arden cirios junto a laceradas imágenes, se deshojan flores.

Las muchachas de los internados guardan secretos
y fotografías, afectos equívocos y mariposas
disecadas.

Las muchachas de los internados conocen muchos
tesoros ocultos que las gentes mas doctas
ni siquiera sospechan.