viernes, 25 de enero de 2013

JESUS CORNELIO ROJAS: UN POETA DE CORAZON

El poeta y su esposa







La primera vez que escuché el nombre de Jesús Cornelio Rojas, fue en la casa del poeta comayagüense, Antonio José Rivas. Empijamado, con una barba de tres días y barajando entre sus manos ténues recuerdos, me contó de sus correrías, allá en León, Nicaragua, en las que solía acompañarlo su paisano Rojas. Al mismo momento me desveló, que ambos eran primos, que los hermanaba, entre palabra y sangre, el apellido Aguiluz.
La segunda vez que su nombre apareció frente a mis ojos, fue en medio de una lectura sobre la vida de Cornelio Rojas, escrita por el poeta Carlos Manuel Arita Palomo. Allí me enteré que Jesús Cornelio Rojas, era hijo de otro intelectual y político comayagüense, Edmundo Lozano Aguiluz y Ángela Rojas Aguiluz, a todas luces parientes. El hecho de que ambos fueran primos, impidió que ambos se casaran, por lo que el niño Jesús, creció al amparo de su abuela Concepción Aguiluz v.  de Rojas.
Jesús Cornelio Rojas, vino al mundo el 16 de septiembre de 1910, en una antigua casa de adobes, en el barrio “El Guanacaste”, de Tegucigalpa. Cursó estudios en el Instituto “San Miguel” y se graduó de Bachiller en el Colegio Central, hoy “Vicente Cáceres”, en 1933. Al año siguiente inició estudios de Derecho, en la Universidad Central, hoy Autónoma de Honduras, los mismos que no pudo continuar por irse a trabajar en la costa norte del país y allí conoció los morenales de la zona, lo que le inspiro en gran parte, su etapa de la poesía negra. Poco tiempo después, viajó a León, Nicaragua, para continuar sus estudios de Derecho, mismos que culminaría con inusitado éxito. Allí en León, conocería a la que sería su esposa, la hondureña Elizabeth Carón Nicoli, que era estudiante de Medicina. En 1957, el gobierno liberal de Ramón Villeda Morales, a iniciativa del escritor y diplomático Alejandro Rivera Hernández, le nombra Agregado Cultural de nuestra embajada. Regresó poco tiempo después a Honduras y ocupó, entre otros cargos, el de Secretario del Congreso Nacional, dirigido en ese entonces, por Modesto Rodas Alvarado.
Falleció de un tumor cerebral, en Tegucigalpa, el 17 de julio de 1965. Al momento de su muerte, su obra quedó dispersa en periódicos y revistas nacionales y de Nicaragua, hasta que uno de sus hijos, el intelectual León Rojas Carón, inició la titánica odisea de conformar un libro póstumo y lanzarlo a la luz pública en 1999.

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