martes, 27 de agosto de 2013

LA BODA DE SALVADOR TURCIOS h









Salvador Ramírez Parras, tiene dos fechas de nacimiento: Por un lado, los editores José T. Ruíz y Rogelio Triminio, en su libro "Apuntes biográficos hondureños", salido a luz en Tegucigalpa en 1943, le adjudican que nació  en San Salvador, el 5 de noviembre de 1907, cuando su padre Salvador Turcios Ramírez, vivía allí. Por otra parte, el Registro Nacional de las Personas hondureño, afirma que Salvador Turcios Parras, nació en Tegucigalpa, el 11 de noviembre de 1909. Su madre fue la salvadoreña, Antonia Parras. Realizó estudios de Contaduría en el Instituto Normal Central, culminándolos el 5 de febrero de 1927, en Honduras. El 5 de septiembre de 1931, contrajo su primer matrimonio con la señorita Carlota Varela. Su accionar en la literatura hondureña, herencia notable por parte de padre, fue la de fundar y dirigir dos notables revistas de literatura: "Repertorio de Honduras", de tiraje quincenal, cuyo primer número vió la luz el 15 de julio de 1936, durando cuatro años su existencia. Luego, en compañía de Claudio Barrera, editaron la revista mensual "Letras de Honduras", en 1956, revista que apoyaba la Oficina de Información de la Junta Militar de Gobierno.
En la foto, contrayendo su segundo matrimonio, esta vez, con la señorita Mercedes Varela, en 1944.

sábado, 24 de agosto de 2013

UNA FOTO DEL POETA MANUEL ZUÑIGA IDEAQUEZ, 1884-1959




De pié, los hermanos Dolores y Manuel Zúñiga Ideáquez. Al centro, Leopoldo Ideáquez





Revista que publicaba en El Salvador, el poeta Zúñiga Idéquez. 1924




Zúñiga Idiáquez, Manuel (Nació en Danlì, en 1884 y murió en San Salvador, en 1959). Poeta. Realizó estudios de Medicina en El Salvador y en Tegucigalpa. Retornó a Honduras en 1919 para apoyar la revuelta encabezada por el general López Gutiérrez y fue nombrado Cirujano General del ejército. En 1920, fue designado Director del HospitalMiltar. En 1929, editó en El Salvador, la revsita "Para Todos"
OBRA. Poesía: Ecos del alma (1905); Primavera (1909); De mi reino interior (1921).

El autor agradece la colaboración de Darío González Cáceres y de Jorge Amaya, para elaborar esta entrada.

jueves, 22 de agosto de 2013

MERCEDES AGURCIA DE MEMBREÑO, 1903-1980




Su rostro fue portada de la revista "Tegucigalpa".



Foto de juventud, al centro (Archivo J. Amaya)

Alimentando palomas en el Manuel Bonilla (Archivo J. Amaya) 








Nació en Tegucigalpa, el 8 de septiembre de 1903 y murió en Venezuela, el 2 de octubre de1980. Dramaturgo y directora teatral. Pionera del teatro infantil en Honduras. En Costa Rica fundó el Teatro Infantil de ese país y, en 1959, en Honduras. En 1965, junto con otros teatristas hondureños y bajo el influjo de Andrés Morris, colaboró con la Fundación del Teatro Nacional de Honduras. En el 2008, la Secretaría de Cultura, en ocasión de cumplirse el 50 Aniversario de fundación de la Escuela Nacional de Danza que en Tegucigalpa lleva su nombre, publicó la antología “Sueños de Merce”.


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miércoles, 21 de agosto de 2013

LOS DESCENDIENTES DE LUCILA GAMERO DE MEDINA




Aída Cora, la promogénita


Doña Lucila con sus nietas y don Angel Sevilla Ramírez


Aída Cora, la promogéntita del matrimonio Medina Gamero, nació el 25 de julio de 1899. El 18 de noviembre de 1920, se casó con don Pedro Sevilla, quien había nacido en 1897. El matrimonio tuvo tres hijas. Norma Lilian (1922-1954); Daisy Nellie (1921-1953), y Thelma Hazel (1924). Norma Lilian, se casó en Estados Unidos y tuvo dos hijos, Peter y Clyde; Daisy Nellie, no tuvo descendecnia o se desconoce y Thelma Hazel, tuvo una hija, Margarita Walter de Flores. Aída Cora muerió el 13 de noviembre de 1991, mientras que su esposo, Pedro Sevilla, lo hizo en 1927.
En la segunda fotografía, aparecen en el orden acostumbrado, Norma Lilian, Angel Sevilla Ramírez, padre de Pedro Sevilla y abuelo de las muchachas, Daisy Nellie, doña Lucila, su abuela y Thelma Hazel.
El autor agracede la colaboración de Darío González Cáceres, en la elaboración de esta entrada.

jueves, 1 de agosto de 2013

PILAR M. MARTINEZ, PADRE DE ARTURO MARTINEZ GALINDO






Pilar M. Martínez (Nació  en la aldea La Rosa, del municipio de Yoro, el 12 de octubre de 1886 y murió en la batalla de Namasigüe, el 18 de marzo de 1907). Profesor y militar. Director de la Escuela de Comercio de Tegucigalpa, la que fue inaugurada el 1 de mayo de 1905, durante el gobierno del General Manuel Bonilla. Fue Diputado en ese gobierno.. En 1903, escribió un folleto sobre Contabilidad Fiscal. .Se casó en Tegucigalpa, con María Galindo Cevallos y fueron los padres del gran intelectual hondureño Arturo Martínez Galindo.En 1907, en  el combate de Namasigue, defendiendo el gobirno de Manuel Bonilla, fue muerto en combate.

En 1914, el gobierno de Francisco Bertrand, exhumó su cuerpo del campo de batalla donde yacía y lo inhumó definitivamente, junto a tres Generales más, en el Cementerio General de Tegucigalpa. En la foto, la tumba de Pilar M. Martínez, en el extremo superior derecho.
 En 1932, su hijo, le escribió un hondo poema, el cual repoducimos a continuación:



Me dicen que eras…


Al general Pilar M. Martínez, muerto en Namasigüe,
cerca de la frontera,
 ante un ejército invasor


Me dicen que eras fuerte;
Señor, me dicen que eras como los robles.
Sano, recio y erguido
y hecho de tal manera
que de no haber sido hombre,
sino roble o encina,
aún estarías en pie
para vivir mil años.


Me dicen que vivías alegremente.
Que tu risa era enfática:
Vio tu sonrisa el Éxito
y la vio la Alegría y el Dolor y el Fracaso.
Para el débil las lágrimas.
¡Sólo los fuertes ríen!


Me dicen que eras bueno y acogedor y tierno.
Amplio el pródigo pecho y el corazón inmenso
y abierto como el mar…
aún tienes ese pecho cuando te evoco y cuando
en mis minutos sórdidos
como sol de alborada se alza tu corazón.


Me dicen que eras bravo como las tempestades.
Tu bravura fue un vértigo
que se acalló en un rayo magnifico: ¡tu muerte!
Campo abierto. Cañones. Clarines y metralla.
Tal vez un mediodía.
Por no ver la derrota apretaste los párpados.
Y a la tierra sedienta diste a beber sangre.
Señor, yo te imagino en tu postrero gesto:
Sordo, ciego y espléndido,
besando los terrones bermejos,
ya para siempre rígido, triunfador para siempre,
¡Sin miedo y sin reproche!


Ni por fuerte o por bueno,
ni por jocundo o bravo
yo te saludo ahora.
Yo no te he conocido, Señor, por lo que dicen
ni puede mi memoria captar algo de ti,
y aún en tu vieja casa –nuestra vieja casona-
eres no más un cuadro colgado en la pared…

Pero, Señor, sus lágrimas…
¡Hace un cuarto de siglo que la he visto llorar!
Valen más esas lágrimas que mármoles y lauros:
Yo que no sé tu risa y tampoco su lloro, me cuadro ante tu
sombra:
¡Firme, General!